Antonio Donado
Tolosa, profesor de la Universidad Autónoma del Caribe
En el tema de
la universidad no existe escapatoria: usted es o no es académico. O más
claro: usted es intelectual o no lo es. Ignace Leep, intelectual jesuita de la
época más intelectual del siglo xx, años 40 a los 70, se ocupó de aclarar qué
distinguía a los miembros de ese grupo particular de la organización social.
Según él, a ellos les corresponde
vigilar y acrecentar el acervo científico, tecnológico y ético de la humanidad.
Oígase bien, de la humanidad como reunión de todas las culturas y etnias de toda
la bolita del mundo, como solíamos decir cuando éramos niños inocentes.
La política adquiere legitimidad cuando todos
reconocemos que algunos de la tribu se distinguen por su inclinación para
servir al grupo, con sacrificio de sus intereses particulares. La politiquería
arranca cuando unos de esos algunos deciden con cinismo burlarse y aprovecharse
de esa tonta creencia de todos. Una sociedad y su estado son corruptos cuando
esos unos son mayoría, y como cáncer maligno hace metástasis y se riega por
todo el cuerpo social.
Es evidente la conexión entre la inclinación por la
vida intelectual y la vocación de político o servidor público. De allí que
Platón concluyese que el estado debía estar a cargo de los filósofos (La
república). Las mentes modernas se burlan de esta aparente majadería, ignorando
que el ateniense se dirigía a los estudiantes de su academia, y por extensión a
los miembros de la polis, que se reunían democráticamente en el ágora para
pensar la ciudad por encima de mezquindades y cálculos partidistas.
Bien, el docente universitario es por definición
intelectual, comprometido con la ciencia, la tecnología y la ética. Si escoge
esta forma de vida, usted será auténtico en el grado que sus acciones reflejen
su disposición y acción científica, tecnológica y ética. Y de ello no puede
escaparse, porque los más sabidos como los menos letrados saben distinguir a
quienes venden gatos por liebres. Los estudiantes los primeros, así se hagan
los que no ven.
La calidad de una universidad tiene su fuente en el
compromiso intelectual de sus docentes, e incluso de los administrativos. Un
director o decano administrativo, por ejemplo, que mire con desdén este
componente de la identidad universitaria, será un mediocre administrador
universitario. Ni qué decir si se trata del gerente de lo académico, nuestro
core business. No hay necesidad de emprender complejos estudios para determinar
las causas de los niveles inferiores que ocupa en el escalafón nacional la
mayoría de las instituciones de educación superior de la costa atlántica.
Ese parece ser el caso de la rectora de la Universidad
del Atlántico, quien dista mucho de ser intelectual, y actúa como si ello le
importara un comino. A ella se le debe reconocer que es auténtica y no se
disfraza de académica para enlazar bobos como si lo hacen similares de otras
universidades de la región.
De verdad que se trata de un problema estructural, que
domina los tuétanos de nuestra osamenta cultural. La politiquería acecha a
todas las instituciones y con refinado olfato a las universidades, de allí que
si existe un rector con voluntad de calidad universitaria esa plaga no se
inhibe y sin escrúpulos pone en acción sus estratagemas de sirenas que saben
perder a románticos que ingenuamente las
introducen en su entorno de poder.
No obstante, de la politiquería hay una manifestación
repugnante en el ámbito académico: falsos representantes gremiales que utilizan
sus posiciones para camuflar su mediocridad intelectual y académica. De todo
hay en la viña del señor, pero el deber de todos es velar por la institucionalidad
universitaria buena, justa y transparente, condiciones para que sea científica,
técnica y ética. Amanecerá y veremos.
Estimado Toño:
ResponderBorrarMuy interesante tu escrito. Esto de ser o no intelectual podría, en el peor de los casos, afrontarse con honestidad. Es decir, aceptar que no se es o, como otros impostar serlo, terminando por ello haciendo el ridículo. Te remito el link de una genial columna que repliqué en mi blog sobre esos "seudo intelectuales".
http://anuarsaad.blogspot.com/2013/07/de-los-seudo-intelectualeslibrame-senor.html