Antonio Donado Tolosa,
profesor Universidad Autónoma del Caribe
Noé hizo lo que estuvo en su
humano poder para salvar a todas las especies y así la vida continuara después del diluvio
universal. Aunque vaciló al momento de
dejar entrar en su arca a la oveja negra, más pudo su nobleza y temor de Dios, y la
discriminada especie todavía continúa
dándole dolor de cabeza a quienes quieren oprimirla y robarle.
La infamia y la maldad se introdujeron
a la vida social de la mano del temor, el verdadero leviatán de todos los
tiempos. Así ha sido entre nosotros, Barranquilla, Colombia y hasta por los
recovecos de este microcosmos del conocimiento denominado Universidad Autónoma
del Caribe. La proporción implícita es una ley universal: el temor crece en
proporción directa a la cantidad de poder
detentado, relación que abre una más tenebrosa: A más poder más tentación
de tiranía. Se genera el olvido del sentido de la autoridad como servicio y
cuidado de lo común, dignificación del trabajo y el esfuerzo conjunto por
sobrevivir y vivir.
La vida en sociedad requiere
de la distribución de funciones y la correspondiente delegación de iniciativa y jerarquía para realizarlas. Mientras más horizontal la
estructura, mejor se estimulará, la creatividad y la inteligencia
participativas, al tiempo que se debilitan los mecanismos de concentración de
poder y sus colaterales como el nepotismo, el favoritismo por los aduladores, y
el aplastamiento de lo que luzca distinto, diferente a los deseos del rey o las
extravagancias de la reina.
Las descripciones sobre los
hijos de la luz y los hijos de las tinieblas muchas veces presentadas por
Jesucristo y recogidas por sus evangelistas nos ilustran acerca de las
desviaciones que pierden a los poderosos: injusticia, imprudencia, crueldad,
soberbia, lujuria. Cuando nos detenemos a cavilar los sucesos perturbadores
ocurridos en nuestra Alma Mater, las comparaciones son inevitables.
Ahora estamos enfrentados
los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas, distinción que no
necesariamente implica superioridad moral de los primeros sobre los segundos,
pero es inocultable que quienes se
alinean con los fines superiores de la honradez, el respeto mutuo, la verdad,
la solidaridad se ubican, por fuerza de
las circunstancias de nuestra universidad, del lado de la luz.
Aquí, entre nosotros, el
equipo de las tinieblas es tan conocido que ya nada de sus estratagemas
sorprende, aunque no dejen de causar indignación. En lo que a mí respecta, los
tengo muy calibrados: son torpes de lengua, porque el logo de las tinieblas es
confuso; se muestran soberbios porque no tienen más apoyo que la simulación de
la autoridad impuesta, casi siempre usurpada; son tiranos porque carecen de la
bondad que persuade, y se aferran a la letra de la ley y sus incisos, porque
padecen la ceguera que les impide ver más allá de sus narices. Son terrible y
dolorosamente patéticos.
Mi intención original fue
escribir una oración por la salvación de sus almas, pero me detuvo la
corazonada de que se podría incurrir en
sacrilegio orar por quienes no tienen salvación, ya que el infierno es su hábitat,
su medio de existencia, su elecciónTal como sucede en muchos cuentos de la
picaresca popular, los diablos también gozan su maldad.
Volviendo a los evangelios,
a los hombres y mujeres con la buena voluntad de vivir en la luz de la verdad,
la bondad y la paz, se nos da la
consigna de mantenernos vigilantes para impedir que el maligno nos destruya,
que los cobardes nos acuchillen por traición, que el cínico nos convenza con
sus mentiras, que el ladrón se robe las monedas de nuestro salario y sudor; que
el mercachife perverso nos sacrifique
sobre la piedra de su avaricia.
Compañero, compañera: ¿de
qué lado estás tú?
No nos equivoquemos, si
ellos vuelven no tendrán la compasión del viejo Noé. Para ellos somos la oveja
negra que no debe entrar al Arca, porque las arcas son sólo de ellos. No
vacilarán, nos destruirán, porque para ellos SINTRAUAC es la oveja negra.
- Cualquier coincidencia con la situación de la UAC es pura coincidencia.
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